POR TITO AILLON TOVAR
Bogotá ,3 de la tarde del 1 de
enero del 2014, el silencio en la sala de la casa, es acogedor; me
dispongo a ver una película acompañado por Nalah una de las mascota de la casa
esposa e hijas duermen pero de un
momento a otro me asalta un recuerdo.
Recordé
como unos meses atrás asistí a un foro sobre las tradiciones culturales en Colombia. Tradición... Etimología: La palabra proviene
del sustantivo latino traditio, y éste a su vez del verbo tradere, «entregar».
En
resumidas cuentas es entregar ideas y
saberes a generaciones nuevas para
preservar ciertas costumbres. Que las hay de forma escrita como también de forma oral; esta la mas
difícil de preservar por la falta de interés de la nueva generación en seguir los
hilos conductores de sus
raíces y mas difícil aun en un país como Colombia tan vasto en sabiduría de los
pueblos negros, indígenas y
asentamientos donde sus jóvenes tienen otras prioridades que el mundo les ha
entregado dándole la espalda a su
cultura ancestral.
Ah! Aclarando que no
son todos pero esto conlleva a saltos generacionales; es mas o menos como tener una enciclopedia de historia por tomos y perder los 5 primeros o no tener completa una secuencia para armar
una gran maquina faltarían partes o sobrarían.
Pero esto no es de hoy y esto lo
aclaro no para expiar las culpas de las
nueva generaciones que lo único que saben hacer es recibir información por
medio visual porque por medio escrito poco;
por esos hablo de culpas compartidas
con las anteriores generaciones. La cosa es que muchas de las buenas tradiciones se entierran o desaparecen por que no les damos
importancia.
Si se preguntan por qué del tema. La cosa es yo realice una pregunta a mis 4
hijas antes de comenzar mis preparación
de las cenas de navidad y fin de año. ¿Quién quiere aprender cómo se prepara un pavo relleno? A la cual
encontré la negativa de 3 de mis hijas. Una
por estar preparándose por salir con el chicle (novio), otra porque prefiere dormir
pero siempre dice que pereza no hay nada que hacer en vacaciones y la otra la perdí por ver televisión pero
también tuve una positiva, mi Alodie que me ayudo a la sal-pimentada del pavo. Luego
ella misma junto con la chiquita, Leyna, el 24 de diciembre me ayudaron a decorar la piña.
Las dos mayores son como si fueran visita comen y se van ja , ja . Pero
a mi parecer ese pequeño paso con las más chiquitas de la casa será mas adelante un
gran logro. SI, porque así comencé yo ayudando a mi madre a
cocinar las viandas para las ocasiones espaciales; en la casa de
mis padres y lo sigo haciendo ahora en
mi casa como padre y esposo; pero nunca
había pensado en darme a la tarea de enseñar a mis hijas esperando que ellas
mostraran su interés. Así como lo hice yo que llegue a esto viendo, preguntado
y ayudando. La verdad me interesé por
esto inconscientemente porque no si fue interés realmente o porque me
gustaba ser el degustador oficial de la
casa.
Hoy a mis 47 diciembres de vida
sigo preparando las recetas que mi madre me enseñó con algunas modificaciones
realizadas por mi en mi vasto conocimiento en la cocina hogareña ja ja ja que
tal el súper chef, no? La cosa es que yo conservo muy vivo los
sabores y aromas en la comida de mis
padres.
mi padre Antonio Aillón se fajaba tremendo sancocho, mute y asados ocasionales. Con él aprendí más como observador;
recuerdo su excelente e inconfundible sazón y ojo a lo que dije sazón porque realmente no fue que mi padre
entregara su secretos de cocina cual
alquimistas en la elaboración de sus recetas; cosa totalmente diferente
ocurría con mi madre Elizabeth Tovar que
nos enseñaba a cocinar sus recetas paso a paso – esto lo aclaro porque junto
con algunas de mis hermanas veíamos como
era la preparación de las diferentes recetas para la celebración de turno: cumpleaños, aniversarios pero
especialmente Navidad. Con las respuestas a todos los interrogantes que se le tenían sobre la forma de preparación de los
diferentes alimentos a presentar a la mesa; tanto es así que también cocino de noche
cuando todo esta quieto, sin ruidos y el
tiempo se detiene. Pero, pensándolo bien
no creo que todo los platos que mi madre me enseño
vinieran de su núcleo familiar o de su cultura ya que mi madre es natal de Santa Marta
y el pavo relleno creo que pocón por esos lares e intuyo que tuvo que experimentar ocasionalmente; o viéndolo bien con tantas ciudades y pueblos
donde le toco vivir, por los traslados constantes de mi padre como militar, fue recolectando preparaciones y sabores en sus recorridos y no creo que este fuera de
contexto ya que la cocina colombiana nace de la fusión de lo nativo, lo español
y lo africano.
Lo cierto es que mi tradición
culinaria nació en mi casa no tan integra como la de mi madre porque ella
realizaba también repostería y yo de repostería poco o nada ( aquí entra en el
baile mi esposa que es la que realiza los postres en nuestra casa) …la verdad dicha es que
mi gusto por preparaciones culinarias nace de mis recordados y extrañados padres
que dejaron en mi el gusto, sabores y aromas de sus tradiciones culinarias las cuales
espero poder dejar en algunas o en todas mis hijas. Para que cuando les
pregunten de donde salió esa receta puedan decir de mi padre que la recibió de
sus padres y aquí va conmigo.
Les dejo mi primera
colaboración culinaria junto a mi madre.
CHINITOS (huevos rellenos de atún)
INGREDIENTES: Huevos Cocidos, latas de atún, tomate
(opcional) Mayonesa, Aceitunas,
Palillos.
PREPARACIÓN:
*cocinamos los
huevos
*Enfriamos los huevos y los pelamos con cuidado.
*Para comenzar a dar forma a nuestros “chinitos” cortamos
la punta del huevo que será el gorro del chinito, y con una cuchara pequeña extraemos
la yema del huevo con cuidado.
* Luego en un tazón prepararemos el relleno, mezclando la
yema cocida que habíamos extraído, el atún, tomate (opcional), mayonesa, Mezclamos bien hasta
obtener una mezcla homogénea.
* Luego procedemos a rellenar todos los huevos y el
relleno restante lo utilizamos de base en el plato. Ponemos los huevos con el
relleno hacia abajo y sobre lo que era la base del huevo clavamos un palillo,
la aceituna que es la cabeza, y el sombrero chino que era la punta de huevo
cocido que habíamos cortado al principio.
Listo un plato económico y fácil de hacer sobre todo si
se tienen niños pequeños.
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